OTRAS HISTORIAS

lunes, 5 de diciembre de 2016

FAMILIA JOSE FABREGAT TORNE - MARIA GUIRAO NAVARRO




José  Fabregat Torne era natural de XERTA, Tortosa, de donde llegó nada más finalizar la guerra civil, como éL ya falleció, nos cuenta la historia su esposa María.




 Maria Guirao Navarro, es de Cehegín Murcia, nacida el 3 de Junio de 1.926, había llegado con apenas tres añitos, con sus padres que fueron de las primeras oleadas de emigrantes murcianos y trabajaban en una finca que estaba junto a los Cuatro Relojes, que era propiedad de un abogado, cuyo nombre  no recuerda.





Después cuando dejaron la labranza por motivos que tampoco recuerda bien, pero que parece fue debido a dejar de labrarse las tierras, se fueron a vivir a la calle Churruca.
Conoce a José y se casa con él en la Iglesia de Santa María, corría el año 1945, como se puede comprobar en la hoja parroquial, donde se anunciaban las proclamas matrimoniales, como se le llamaban en la época y cuya Hoja Diocesiana nº 37 del 16 de Septiembre de 1.945,  aún conserva en su poder.




Trabajando de paleta, aunque antes había sido carbonero y ella de bobinadora, logran unos ahorros y compran unos terrenos, donde hoy tienen la casa y el negocio en el nº 12 de la Calle Gatassa, junto al hermano de Salvador Barrau, el de las cabras, que vivía en lo que hoy es el nº 16, a su lado vivió el peletero de las pieles de conejo. Este hombre compraba todas las pieles de los conejos que se mataban en aquella época, ya que casi todos los compradores, de terrenos, lo primero que ponían eran gallinas y conejos, para su consumo y en algunos casos para vender a los que no tenían.



Cuando iban a edificar se encuentran, que el obispado, ha adquirido los terrenos donde hoy está la iglesia, pero resultan pequeños y en lugar de ampliar por la parte de la carretera, hoy Puig i Cadalfach, se interesa por los de José, al que no logra convencer el mismo obispo en persona y como no podía ser de otra manera, terminan incoando un expediente de expropiación en tiempo récord y le compran a precio de ganga, el terreno donde hoy se encuentra ubicada la sala de actos parroquial, la esquina con la calle Burriach.

Ya hemos visto como en la versión periodística el intercambio de terreno fue de común acuerdo con el propietario, cuando la realidad es que se negó rotundamente, así que tras amenazarlo le incoaron un expediente de expropiación ante el cual no tuvo más remedio que ceder y aceptarlo..

Finalmente terminan edificando su casa a principio de los años 50, desde entonces han vivido en la misma casa, donde vive aún la que todos llamábamos la Sra. María.
Fueron los primeros que vendía hielo en el barrio, José tenía una especie de triciclo y bajaba a buscar las barras de hielo a Mataró, para luego venderlas en su negocio, luego ya se pasó a los futbolines y las mesas de billar, pero nunca dejó de vender helados, con lo que se puede decir, que fue la primera heladería de Cerdanyola, que hoy continúa regentando su hijo.

Recuerda vagamente, a Don Manuel Serrano, el cura que les hacía bajar a  misa, primero a San José y luego al oratorio Salesiano.
María recuerda perfectamente, la llegada de Juan Luis González Haro, el padre Biscuter, del que conserva buenos recuerdos, como vecinos que eran, aunque no se le olvida el día que se peleó, con él defendiendo a su hijo y al Pedrito de la c/Maravillas, a los que el cura  les estaba dando incluso alguna patada en el culo, porque le habían metido el Biscuter en el cañaveral de la riera que pasaba justo al lado de la casa.

Otra anécdota de solidaridad de la época, es la siguiente: como la c/Maravillas que está justo detrás de su casa, era una auténtica balsa cuando llovía copiosamente, y ante la imposibilidad de desaguar por la calle Fuensanta debido al la diferencia de nivel, autorizó a sus vecinos a pasar el desagüe de la cloaca a través de su solar y así estuvo muchos años, hasta que se abrió la c/ Calasanz Márquez y se le dio salida por allí



A pesar de sus 84 años, conserva muy bien sus recuerdos, aunque algunas cosas como es natural se le han difuminado en el tiempo, ha sido una mujer fuerte y luchadora que pasó por el doloroso trance de perder dos hijos la mayor Micaela en el año 51 y el tercero, Juan en el año 54, con edades de 2 y de un año.
 María, nunca se amilanó aunque pasó lo suyo, supo sobreponerse a todo cuanto la vida le puso por delante, sacó a sus tres hijos Josep, Manel y Jaume y aún le quedan fuerzas para echarles una mano, cuando hace falta.



Una vez más, de una raza de mujer fuerte y trabajadora, como casi todas las que forjaron nuestro barrio, a las que la vida, más bien les quitó, que les dio,  y que merece permanecer en la memoria histórica de Cerdanyola.

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